Escuchar la palabra “deuda” pueda causarnos miedo o “amsiedad” ya que normalmente la relacionamos con el hecho de estar atados pagando el precio de un producto por un largo tiempo y que eso en lugar de beneficiarnos puede perjudicarnos más de lo que parece, pero no siempre es así. En este articulo te explicaremos las diferencias que hay entre deudas “buenas” y “malas” para que puedas identificarlas y no te termines endeudo por cosas que no te den ningún beneficio.
Primero, definamos lo que es una deuda. Esta es una obligación que tiene una persona o empresa con un tercero, normalmente se habla de una cantidad de dinero que se tiene que pagar o devolver a cambio de recibir algún beneficio. En general, se pueden agrupar las deudas en dos: las deudas buenas, que nos traen un beneficio; y las deudas malas que no ayudan mucho a nuestra salud financiera.
¿Existen las deudas buenas?
¡Claro que sí!, y lo son todas aquellas deudas que traerán algún tipo de beneficio o rentabilidad para una persona o negocio (sobre todo en el largo plazo), es decir, que incrementen nuestro patrimonio o que nos ayudan a generar más dinero a través de la misma deuda. Veamos algunos ejemplos:
Supongamos que tu ocupación es ser carpintero y adquieres una máquina para cortar un mayor volumen de madera, misma que irás pagando gracias a un crédito que obtuviste. Este tipo de deudas que sirven para inversión en activo fijo podría clasificarse como buena ya que trae consigo un beneficio en el mediano-largo plazo, la cual es una mayor productividad en tu negocio que seguramente se verá reflejado en un aumento de producción y posiblemente se puedan cubrir la mayoría de las ventas.
Otro ejemplo son los seguros de gastos médicos mayores. Como su nombre lo dice son gastos fijos que se pueden pagar de manera mensual o anual (dependiendo del plan de contratación) y sirven para que una aseguradora cubra los gastos por enfermedad o accidentes. Probablemente no se vea el beneficio inmediato de realizar este gasto, pero créeme que en el largo plazo y en caso de que se lleguen a presentar accidentes recibirás los beneficios de estar pagando este tipo de servicios.
¿Y las deudas malas?
Las deudas malas se relacionan sobre todo con el estilo de vida de las personas y en la manera en se usa el dinero o el crédito para gastar. Por ejemplo, cuando se adquieren una deuda por comprar artículos que en muy poco tiempo pierden su valor parcial o total, por lo que te mantienes pagando la deuda por un artículo que ya no vale lo mismo. En conclusión, pagarás un sobreprecio muy alto en este tipo de deudas.
Un ejemplo más específico de esto es pagar las vacaciones a crédito. Todo bien, el viaje, la experiencia, el descanso, hasta que toca pagar por algo que realmente ya no tiene ningún valor (más que el sentimental), por lo que en estos casos se recomienda hacer un plan de ahorro adecuado para pagar las cosas de contado y sin tener que acudir a una deuda.
En conclusión, no es para nada malo endeudarse siempre y cuando se haga de la manera adecuada y con responsabilidad. Lo más importante es saber en qué cosas vale la pena hacerlo. Recuerda, una deuda buena es aquella que traerá algún beneficio futuro como un negocio (aprender a hacer dinero con el dinero de alguien más) o pagar por educación. Por el lado contrario, pagar o tener deudas por mantener un estilo de vida que no va adecuado a nuestro nivel de ingreso nos puede pasar factura y cuando menos te des cuenta aquella pequeña deuda de hace unos meses se habrá convertido en una bola de nieve que parece que nunca dejará de crecer.