Muy bien, ya hemos hablado en el artículo anterior de 3 elementos básicos para tener en cuenta a la hora de invertir, ahora, veamos lo que es un instrumento financiero y los diferentes tipos.
Tipos de instrumentos financieros.
De acuerdo a las Normas de Información Financiera (NIF), un instrumento financiero es un contrato entre dos entes que acuerdan mutuamente beneficios. Por una parte, se generan activos financieros y de manera muy general, se pueden clasificar de la siguiente manera:
Renta Fija.
Este tipo de instrumentos se caracterizan principalmente por ser de bajo riesgo y otorgan el derecho de recibir una cantidad fija de dinero de manera constante a lo largo del tiempo.
Estos instrumentos son sencillos de operar, además, que previo a invertir nuestro capital o ahorros se sabe exactamente cuál será la cantidad que recibiremos de rendimientos al final del periodo de la inversión. Un ejemplo muy común son los bonos del gobierno o para el caso mexicano los CETES, que por lo anteriormente mencionado son el instrumento más seguro del mercado y fácil de entender.
Renta Variable.
Por otro lado, estos instrumentos van escalando de un riesgo moderado a uno más alto. Contrario a la renta fija, aquí no se sabe con exactitud los rendimientos que recibiremos, además, los plazos de inversión pueden ser mucho más flexibles por lo que se requiere de mayor expertís y conocimientos para poder operar estos instrumentos.
El mayor ejemplo son las acciones de empresas, que son emitidas en las bolsas de valores y que podemos adquirirlas a través de una casa de bolsa. Seguramente has escuchado que el precio de tal acción subió o bajó, y eso es precisamente la renta variable, no existe una seguridad en cuánto a su valor futuro.
Volatilidad.
Este concepto está muy relacionado con los instrumentos de renta variable. Se define como las fluctuaciones o cambios en los precios o rentabilidad de un activo (pueden ser acciones, materias primas, fondos de inversión, etc.). En inversiones, se mide con la desviación atípica y esto ayuda a saber si “x” instrumento financiero es de mayor o menor riesgo (aunque también influyen otros riesgos).
Cartera de Inversión.
Muy bien, ya estamos avanzando y si llegaste hasta este punto te felicito, nos falta muy poco. Ahora hablemos de lo que es una cartera o portafolio de inversión. Esto se refiere a la combinación de activos financieros en los cuales se invierte.
Esta cartera puede estar compuesta tanto por instrumentos de renta fija y renta variable. La combinación de todos estos instrumentos va a depender de varios factores: nuestro perfil de inversionista, nuestros objetivos de inversión, el plazo, entre otros. Recuerda asesorarte con un experto para poder diseñar una cartera de inversión adecuada.
Diversificación.
Ahora que sabemos lo que es una cartera de inversión es importante saber cómo diseñarla y tener en cuenta para tratar de disminuir los riesgos. Primero, debemos entender qué es diversificación: se refiere a poseer o adquirir distintos activos o instrumentos financieros para mitigar el riesgo de pérdida si invertimos en uno solo o como coloquialmente se dice: “no pongas todos los huevos en la misma canasta”.
Este es un ejemplo muy general pero la idea es mantener siempre diversificada nuestra cartera de inversión entre tipos de activos (renta fija y variable), sectores económicos, ubicación geográfica y horizonte temporal. Imagina tener todo tu capital invertido en acciones de una sola empresa, seguramente la volatilidad y el riesgo de pérdida sería enorme para ti.
Hay diferentes tipos de diversificación, por ejemplo, para una cartera de inversión podríamos tener 60% de inversión en renta fija y el 40% en renta variable, dentro de este último podríamos comprar diferentes tipos de acciones, un porcentaje en empresas de mercado nacional y dentro de las mismas, por distintos sectores (bancos, empresas inmobiliarias, materia prima, tecnología, alimentos, etc.); y por otro lado un porcentaje de empresas extranjeras en diferentes ubicaciones geográficas y sectores económicos.
Liquidez.
Finalmente, este concepto se refiere a qué tan fácil es convertir un activo a efectivo, por ejemplo, vender un terreno no es tan simple y requiere de todo un proceso que implica tiempo por lo que no se considera un activo tan líquido, en cambio, otro tipo de activos como cuentas bancarias son mucho más fáciles de convertir en efectivo y tener disponibilidad.
Lo mismo aplica en nuestras inversiones, hay instrumentos que no son tan líquidos en comparación de otros por lo que es importante considerar el grado de liquidez que necesitamos en nuestra cartera de inversión. Si necesitas disponer de tu dinero de manera mensual te conviene adquirir instrumentos más líquidos o, por lo contrario, si no lo necesitas en este momento puedes considerar horizontes de tiempo más largos para invertir y adquirir activos menos líquidos.
En conclusión, conocer nuestro grado de liquidez es importante para diseñar nuestro portafolio de inversión y por lo tanto alcanzar nuestros objetivos a la hora de invertir. Por esta ocasión vamos a dejar estos temas hasta aquí no si antes recordarte que en las próximas semanas seguiremos hablando de todo lo básico para comenzar a invertir.